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Es normal que si no eres consciente de esta información, cada vez que pruebas agua con un ligero sabor y olor a cloro te disgustes, pues ciertamente el cloro no goza de buena fama. Pero nada más lejos. El gusto a cloro en el agua de tu hogar debe percibirse como un sinónimo de control y seguridad.
Tratar el agua con cloro significa que toda bacteria potencialmente peligrosa es erradicada, lo que contribuye a su garantía sanitaria y a la protección de la salud pública. Nuestra responsabilidad es regular su concentración. Según la normativa estatal vigente (Real Decreto 140/2003) y la Directiva Europea 98/83/CE, la concentración de cloro no debe superar el valor de 1 mg/l[V1] . A pesar de que la legislación estatal no marca ningún valor mínimo, diversas comunidades autónomas lo han establecido a través de sus planes de vigilancia. En la mayoría de los casos, el valor es de 0,2 mg/l[V2] .
En Aigües de Barcelona, trabajamos con concentraciones medias de 0,4 mg/l. Esto lo logramos controlando el nivel de cloro continuamente durante toda la red de distribución. Este análisis permanente se debe a que el cloro desaparece en función del tiempo y la temperatura, algo que debe evitarse para asegurar una desinfección con todas las garantías.
En caso de que durante el recorrido que el agua sigue desde las plantas potabilizadoras hasta tu hogar se detecte un nivel bajo de cloro, inferior al límite indicativo establecido, desde la misma red de distribución se dosifican pequeñas cantidades de cloro, con el objetivo de garantizar la calidad sanitaria del agua.
Así, cada vez que notes ese ligero sabor u olor [V3] a cloro, piensa en que estás bebiendo agua segura, para ti y para toda tu familia.